Una vez más, somos testigos de la implementación de políticas sistemáticas por parte del gobierno nacional que ignoran y niegan la violencia contra las mujeres y niñas. Primero, se eliminó el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad; luego, se recortaron y modificaron los programas de asistencia a las víctimas. Ayer, finalmente, Argentina fue el único país en la ONU en votar en contra de una resolución para prevenir y erradicar todas las formas de violencia contra mujeres y niñas.

Esta posición en la política internacional genera un antecedente muy peligroso para nuestro país.

Sin una institucionalidad sólida, herramientas especializadas en el abordaje integral de esta problemática ni el presupuesto necesario para mitigarla, la lucha contra la violencia estructural hacia las mujeres, niñas y diversidades está abandonada a su suerte.