SAGAI es el resultado de la perseverancia y el trabajo en equipo.

Esta gesta hoy cumple 18 años, cuando finalmente pudimos lograr, tras más de 7 décadas de lucha, que nuestros derechos como intérpretes sean reconocidos. 

Estamos contentos por un año más de compromiso y trabajo, pero como las máscaras del teatro, esta cara feliz tiene su anverso en el temor a la nueva situación, que implica menos trabajo para actores y actrices, y por lo tanto menos derechos de propiedad intelectual como intérpretes. 

Son tiempos de lucha, organización colectiva y unidad, como lo fueron aquellos en los que nos tocó fundar SAGAI. Muchos habían sido los intentos de los que antes que nosotros habían peleado por estos derechos. Entonces, un pequeño grupo de actores comenzamos uno más. Todos los sábados nos reuníamos en la sala de presidencia de la Asociación Argentina de Actores con un norte claro:  crear una sociedad de gestión de características similares a las de autores y músicos.  

Finalmente fuimos recibidos por las autoridades nacionales y, tras una serie de reuniones, sentimos que un viento favorable empujaba el proyecto. Nuestro reclamo por la injusticia que significaba la difusión pública de nuestras interpretaciones audiovisuales sin una compensación empezaba a ser escuchado.

Fortalecidos por las nuevas buenas, el 27 de julio de 2006, en el seno del sindicato, realizamos la Asamblea Constitutiva de SAGAI y la elección de las primeras autoridades. Al poco tiempo, el Poder Ejecutivo Nacional, mediante el decreto 1914/06, reconoció a SAGAI como la única entidad de gestión colectiva autorizada para administrar los derechos de intérpretes audiovisuales.

Finalmente lo habíamos logrado. Pero aún quedaba mucho por recorrer, por construir, por hacer efectivos nuestros derechos como intérpretes en TV abierta, cable y cine.

En estos tiempos tan complejos, tras casi dos décadas de trabajo incansable, podemos decir con orgullo que hemos construido para SAGAI una reputación de trabajo, honestidad y eficiencia con reconocimiento regional y mundial, y que esta coyuntura tan adversa e inédita nos encuentra fortalecidos para enfrentar a quienes piensan que la cultura es un lujo, la producción audiovisual un gasto superfluo y la identidad nacional una impostura.

Hoy SAGAI nos une, y es una marca de identidad y un compromiso colectivo que nos recuerda que no hay justicia desde el individualismo, que no hay conquistas sin lucha y que la unidad es indispensable para defender y sostener los derechos conseguidos.