Por: Mariana Signorelli: Licenciada en Artes  (UBA) y Julia Carrazana: Licenciada en Ciencias Sociales (UNQ)

Los orígenes de la palabra folklore nos remonta al 22 de agosto de 1846 cuando William Thoms forja por primera vez la palabra folk-lore para referirse al estudio de las prácticas y costumbres antiguas de las clases populares. Los inicios de los estudios folklóricos se vincularon al desarrollo y consolidación de los Estados-nacionales y fue una herramienta homogeneizadora formadora de identidades.

En nuestro país, los estudios folklóricos tuvieron un gran auge durante las primeras décadas del siglo XX cuando el avance de la modernización y el cosmopolitismo era considerado una amenaza a los rasgos identitarios nacionales. En este contexto diversas entidades privadas y públicas destinaron fondos económicos para el registro de las prácticas culturales que aún no se encontraban “contaminadas” por la modernización. El Primer Congreso Internacional de Folklore en nuestro país, se realizó el 22 de agosto de 1960 en Buenos Aires impulsado por el folklorólogo salteño Augusto Raúl Cortazar, el cual reunió a representantes de 30 países, y se decidió instaurar el 22 de agosto como el Día Nacional del Folclore coincidiendo con aquella fecha internacional.

Diversos investigadores se destacaron en la tarea del registro de las prácticas culturales a nivel nacional. En esta oportunidad queremos reconocer a las mujeres que realizaron un gran aporte a nuestra música folklórica como Isabel Aretz (1913-2005) y Silvia Eisenstein (1917-1986) que, si bien han acompañado a Carlos Vega en su labor etnomusicológica, recopilando de músicas y danzas por recónditos territorios de nuestro país y países limítrofes, han contribuido a la música nacional y folklórica desde diferentes roles como compositoras, instrumentistas y educadoras. Otras mujeres vinculadas con el folklore han sido: Ana Serrano Redonnet (1910-1993) y Antonieta Pelin Fitzpatrick, Nenette (1908-1990), que fueron compositoras; Leda Valladares (1919-2012) que recopiló cantos con caja del noroeste argentino; Angelita Vélez (1905-1971), bailarina creativa e impulsora de la difusión de las danzas folklóricas argentinas.

Posteriormente, la consideración de la cultura y la tradición como un proceso de construcción cambió el modo de abordar estas temáticas, el folklore es concebido como un comportamiento social estrechamente vinculado a las necesidades de los grupos sociales y la tradición deja de ser vista como prácticas culturales fosilizadas e incorporan las dinámicas de las relaciones que se establecen en el orden cotidiano, donde los procesos comunicativos juegan un rol importante en la negociación de las identidades grupales. En la actualidad las prácticas folklóricas están siendo resignificadas, deconstruidas, o al menos expresan ciertas críticas que atraviesan tanto los escenarios como las teorizaciones sobre estos fenómenos.